Uso potencial de las especies vegetales de la Reserva de la Biosfera Península de Guanahacabibes

ARTÍCULO ORIGINAL

Uso potencial de las especies vegetales de la Reserva de la Biosfera Península de Guanahacabibes

Potential use of the vegetable sorts of the Biosphere's Reserve Peninsula de Guanahacabibes

Delgado Fernández, Freddy

ECOVIDA, Km. 3 ½ Carretera Luís Lazo, Pinar del Río, Cuba. Correo electrónico: freddy@ecovida.vega.inf.cu


RESUMEN

En la Reserva de la Biosfera Península de Guanahacabibes se identificaron un total de 740 especies vegetales, agrupadas en 392 géneros y 112 familias. Se reconoce el carácter neotropical de su flora con el 32.4 % y un alto porcentaje de endemismo con el 20%. El 64.3 % de la flora presenta un potencial económico y social con predominio de las plantas medicinales (49.4%), melíferas (32.8%) y maderables (25.1%). Se reportan 47 especies que tienen elementos tóxicos, venenosos y urticantes para el hombre y los animales, las cuales deben ser de conocimiento por la población para controlar o evitar su uso. Se identifican los factores que inciden en el manejo y conservación de los recursos naturales por parte de las comunidades locales de la península.

Palabras claves: Etnobotánica, uso sostenible, conservación..


ABSTRACT

In the Reservation of the Biosphere Peninsula of Guanahacabibes they were identified a total with 740 vegetable species, contained in 392 gender and 112 family. The character neotropical of the flora is recognized with 32.4% and a high endemismo percentage with 20%. 64.3% of the flora presents an economic and social potential, with prevalence of the medicinal plants (49.4%), melliferous (32.8%) and maderables (25.1%). 47 species are reported that have toxic, poisonous elements and urticantes for the man and the animals, which owe being of knowledge for the population to control or to avoid its use. The factors are identified that impact in the handling and conservation of the natural resources in the local communities of the peninsula.

Key words: Etnobotanic, sustainable use, conservation.


 

INTRODUCCIÓN

Las actividades humanas están cambiando rápidamente el contexto o entorno terrestre y por consiguiente provocan cambios globales en el ambiente. Una de las actividades más comprometedoras es la deforestación, que facilita el incremento de las descargas de dióxido de carbono a la atmósfera, por consiguiente, las acciones políticas están encaminadas a favorecer la reforestación y crear condiciones para la conservación de aquellos ecosistemas boscosos que aún mantienen características principales de su estatus natural.

Para poder emprender acciones en la conservación de la diversidad biológica, se requiere de conocimientos sobre la riqueza biótica de un país o territorio dado, siendo prioridad, la realización de los inventarios biológicos (Toledo, 1996).

El conocimiento local sobre la diversidad de usos de la planta y el uso sustentable de muchas especies en cada tipo de vegetación es importante para establecer regulaciones que activen la conservación de este recurso renovable, el cual necesita ser integrado en las políticas de gestión para lograr una extracción sustentable de las especies con fines comerciales (La Torre y Islebe, 2003).

La Flora de la Península de Guanahacabibes ha sido objeto de estudio por diversos e importantes investigadores, tantos cubanos como extranjeros: Acuña (1965-1970), Roig (1923-1928), Ekman (1924-1230), Samek (1970-1974), Bisse (1980-1984), Borhidi (1972-1991) y Urquiola (1985-2009); acumulándose una vasta información científica y materiales de colecta, depositados en los herbarios de la Academia de Ciencias de Cuba (HAC), Jardín Botánico Nacional (HAJB) y Jardín Botánico de Pinar del Río (HPPR). No obstante, las publicaciones referentes a la flora de la zona más Occidental de Cuba son escasas y fragmentadas; una parte se refiere a especies nuevas para la ciencia y otras dadas a conocer solo a través de listas preliminares presentes en informes técnicos y/o en ponencias de eventos científicos.

Los objetivos planteados en este trabajo son: Determinar el potencial económico, social y científico de la flora que se desarrolla en los diferentes ecosistemas existentes en la Reserva de la Biosfera Península de Guanahacabibes e identificar los factores que inciden en el manejo y conservación de los mismos por las comunidades locales.

 

MATERIALES Y MÉTODOS

Se revisó el material de herbario colectado en la Península de Guanahacabibes y depositado en los herbarios: HPPR, HAC y HAJB. Durante más de 20 años se han realizado expediciones a la Península, recopilando información sobre el uso y estado de conservación de las especies vegetales. Se utilizó como guía base para la clasificación de las especies la obra: «Flora de Cuba» por los Hnos. León y Alain (1946-1974), así como otras obras especializadas, publicadas por autores cubanos y extranjeros que contienen información de diferentes aspectos botánicos del área. Se consultaron las floras editadas de los territorios vecinos de Cuba: La Florida, Yucatán, Jamaica, Bahamas, Puerto Rico, La Española, Guatemala y Costa Rica, para enriquecer datos de distribución y relaciones fitogeográficas de las especies, según criterios de Borhidi (1996).

Para la identificación de las formaciones vegetales se utilizaron los trabajos de: Capote y Berazaín (1984), Hernández et al., 1994, y Delgado et al. (2000). La utilidad de las especies vegetales fue determinada según: Fors (1957), Roig (1960, 1965 y 1974), Acuña (1970), Ordetx (1978), Bisse (1988), Rosete et al. (1993) y Delgado et al. (2000).

Se realizaron entrevistas a los pobladores de la Península para conocer sobre el uso que le dan a las plantas en las diferentes formaciones vegetales y el reconocimiento de las especies por sus nombres vulgares, así como los factores socioeconómicos que inciden en su utilización.

 

RESULTADOS

Se obtuvo un listado florístico de la Reserva de la Biosfera Península de Guanahacabibes con un total de 740 especies, agrupadas en 392 géneros y 112 familias entre las que resaltan por el mayor número de especies: Poaceae (40), Euphorbiociae (34), Orchidaceae (34), Rubiaceae (34), Fabaceae (31), Boraginaceae (23) y Verbenaceae (21)

La tabla 1 muestra la riqueza de especies en las principales formaciones vegetales del territorio y los porcentajes que representan según la estructura de la vegetación.

El potencial conservacionista de la flora de la reserva está marcado por el alto porcentaje de especies endémicas, las que representan el segundo lugar de importancia entre los diferentes geoelementos analizados.

Las especies vegetales que para los diferentes factores de riesgo, presentan las mayores amenazas y que ostentan categorías reconocidas por la UICN (2001) y citadas por Urquiola et al. (2008) son las siguientes:

A través de los años, desde la conquista de los españoles, se establecieron pequeños asentamientos humanos dispersos en toda la península asociados a la explotación forestal. Con ellos, se introdujeron numerosas especies vegetales, principalmente frutales, plantas medicinales y ornamentales. Al ser abandonados los sitios, muchos individuos de estas especies resistieron la competencia de la invasión natural del bosque y actualmente permanecen asociadas a la vegetación original.

En las zonas altamente antropizadas donde se encuentran actualmente los asentamientos humanos y se desarrollan los cultivos agrícolas, fundamentalmente el tabaco, viandas y hortalizas, no se ha realizado un estudio detallado de la flora asociada a ellos. No obstante, se identificaron las más comunes cultivadas en patios y jardines, dentro de ellas cabe citar: Annona muricata L. (Guanábana), Bryophyllum pinnatum (Lam.) kurz (Siempre viva), Cestrum nocturnum L. (Galán de noche), Citrus limon (L.) Burm. F (Linón criollo), Cocos nucifera L. (Cocotero), Dichrostachys cinerea (L.) Wight & Arn (Marabú), Eleusine indica (L.) Gaertn. (Pata de gallina), Psidium guajava L. A. AT. (Guayaba), Ricinus communis L. (Higuereta) y Terminalia catappa L. (Almendro de la India).

La flora de la Península de Guanahacabibes atesora un enorme potencial económico y social donde el 64.3 % de las especies tienen un determinado valor.

En la figura 1 se representa los porcentajes por cada uso.

Se reportan 47 especies que tienen elementos tóxicos, venenosos y urticantes para el hombre y los animales, las cuales deben ser de conocimiento por la población para controlar o evitar su uso, ya que muchas de ellas se emplean en la medicina popular con exceso, uso prolongado o inadecuada preparación y pueden ser perjudiciales para la salud.

Al analizar las especies por el número de usos que poseen, vemos que predominan las que tienen uno y dos usos, lo que representan el 34.3 y 25.3 % respectivamente. La existencia de especies con mayor número de usos disminuye casi exponencialmente. Solo dos especies alcanzan el valor de siete usos, correspondiendo a: Cocos nucifera (Cocotero) y Roystonea regia (Palma real).

Las especies que tienen una mayor gama de usos y que a la vez, son las que la población local utiliza con mayor frecuencia, se muestran en la tabla 2.

Las características socioeconómicas más importantes de las comunidades locales que están asociadas al uso sistemático de los productos que brindan las formaciones vegetales son:

• Baja diversificación de la economía.

• Cierta tradición de recolección de recursos del bosque para complementar la dieta alimentaria, como uso energético, artesanal y medicinal.

• La infraestructura comunitaria, aunque se ha ido mejorando, es todavía deficiente y con incidencia desigual en las comunidades.

• Bajas densidades demográficas y esparcimientos en la distribución de viviendas.

 

DISCUSIÓN

La flora de la Reserva de la Biosfera Península de Guanahacabibes coincide con lo reportado por León (l946) y Vales et al. (1992) en cuanto a las familias mejor representadas en Cuba. El reporte de 740 especies vegetales demuestra la alta diversidad existente en la Península a pesar de ser un territorio relativamente pequeño, alargado y estrecho, pero en el que se desarrollan ecosistemas y variantes de ellos con características florísticas y fisonómicas diferentes, que hacen posible el establecimiento de una rica flora (Delgado et al., 2000).

Las formaciones vegetales que resaltan por su riqueza en especies son el matorral xeromorfo costero y subcostero con 45,8% y el bosque semideciduo con 33%. Según Delgado et al. (1998) las formaciones boscosas ocupan más del 80% del área total de la reserva. En este sentido las especies arbóreas (árboles y arbolitos) representan el 37% y le siguen en importancia las arbustivas con el 24%, las lianas y las epífitas están bien representadas en todos los ecosistemas con un 13 y 6% respectivamente.

En las relaciones fitogeográficas de la Península de Guanahacabibes con respecto a las demás áreas vecinas observamos lo siguiente: con el N de Suramérica, 23.9%; S de Norteamérica, sin la Florida, 18%; Centroamérica, 26.9% y con América Tropical Continental, 27.8%. En general, la flora de Guanahacabibes tiene un marcado contenido Neotropical con un 31%. En la figura 1 se muestran las proporciones de los demás geoelementos analizados donde resaltan las especies endémicas con el segundo mayor valor, 20%. Las especies antillanas representan solo el 12.9%.

El porcentaje mayor del potencial lo tienen las especies de uso en la medicina tradicional con 49.4%, las usadas por las abejas para la producción de miel y polen representan el 32.8%, las de vocación forestal están respaldadas por el 25.1% de las especies que tienen estas potencialidades. Es significativo el número de especies que tienen variados usos de importancia para satisfacer las necesidades de los pobladores de la región como: energéticas, artesanales, ornamentales y alimenticias (Figura. 2).

Las especies arbóreas y arbustivas de los ecosistemas forestales más usadas por los habitantes locales como potencial medicinal son: Bursera simaruba (L.) Sagent. (Almácigo), Laurocerasus myrtifolius (Almendrillo) L.,Cecropia schreberiana Mig.) Britt. (Yagruma), Erythroxylum havanense (Jacq.) Bisse (Arabo jivá), Trichilia havanensis Jacq. (Siguaraya).

Se identificaron 120 especies con vocación forestal, donde se destacan por su alto valor comercial. Cedrela odorata L. (Cedro), Swietenia mahagoni (L.) Jacq. (Caoba del país), Sideroxylon foetidissimum Jacq. (Jocuma amarilla), Terminalia eriostachya A. Rich. (Chicharrón), Picrodendron macrocarpum (A. Rich.) Britt. (Yanilla), Hypelate trifoliata Sw. (Cuaba de ingenio), Diospyros crassinervis (Krug. et Urb.) Standl (Ébano carbonero), Guaiacum sanctum L. (Guayacán), Lysiloma sabicu Benth. (Sabicú), entre muchas otras.

Dentro de las especies melíferas con un alto potencial productivo y de alta calidad de las mieles que de ellas se obtienen, se encuentran : Sideroxylon salicifolium (L.) Lam. (Almendro), Polygala cuneata (Gris.) Blake.(Cerillo), Gerascanthus gerascanthoides (HBK) Borhidi (Baría), entre otras.

Las especies más usadas con fines artesanales son: Thrinax radiata Lodb. ex Schult (Guano de costa) y Diospyros crassinervis.

Las especies más usadas por la población y que se reportan como tóxico- venenosas (Roig, 1974; Rosete et al., 1993) son, entre otras: Trianthema portulacastrum L. (Verdolaga de mar), Comocladia dentata Jacq. (Guao colorado), Metopium browneii (Jacq.) Urb. (Guao prieto), Annona glabra L. (Baga), Rhabdadenia biflora (Jacq.) Muell. Arg. (Cativo de mangle), Angadenia berterii (A. DC.) Miers. (Curamaguey), Asclepios curassavica L. (Flor de calentura), Caesalpinia bonduc (L.) Roxb. (Guacalote), Senna alata (L.) Roxb. (Guacamaya francesa), Clusia rosea Jacq. (Copey), Chamaesyce buxifolia (Lam.) Small. (Hierba mala), Jatropha curcas L. (Piñón de botija), Ricinus communis L. (Higuereta), Abrus precatorius L. (Peonía), Geoffraea inermis W. Wrigth. (Yaba), Malpighia cubensis H.B.K. (Palo bronco), Sida rhombifolia L. (Malva de cochino), Gouania polygama (Jacq.) Urb. (Jaboncillo), Genipa americana L. (Jagua), Hamelia patensJacq. (Ponasí), Sapindus saponaria L. (Jaboncillo) y Duranta repens L. (Garbancillo).

Se reportan para el distrito otras especies de importancia botánica, ecológica, y de utilidad que hacen aún más interesante el estudio del mismo: Psilotum nudum, género más primitivo dentro de las plantas vasculares que vive epífito o sobre las grietas de las rocas en zonas húmedas; Wolffia punctata, especie del género de plantas con flores más pequeña del Planeta; Behaimia cubensis Griseb (Ciruelillo), Belairia mucronata Griseb.(Yamaquey), B. parvifolia Britton (Yamaquey), Hebestigma cubense (HBK.) Urb. (Frijolillo) y Platygine hexandra (Jacq.) Muell. Arg. (Pringamoza), todas representantes de géneros endémicos monotípicos de Cuba. (Urquiola et al., 2008).

Algunas especies están siendo utilizadas en investigaciones fitoquímicas, pues contienen compuestos biológicamente activos (alcaloides) los cuales son utilizados en la producción de fármacos (Delgado et al., 2000) como: Solanum jamaicense Mill. (Ajicon), S. bahamense L. (Ajicon) , Solandra longiflora Tuss. (Palo hueco) y Zanthoxylum taedyosum A. Rich. (Mancamontero).

La formación vegetal bosque semideciduo es la más afectada por la acción antropogénica, teniendo como causa principal su extensión al cubrir más del 60% del territorio de la Reserva de la Biosfera (Ferro et al., 1995; Delgado et al., 2000), además, atesora la mayor riqueza de especies con potencial de uso, principalmente de importancia forestal.

Los habitantes de los pequeños asentamientos humanos que existen en la península, todavía mantienen la tradición de utilizar los recursos que tienen las diferentes formaciones vegetales,pero con bajos niveles de demanda, tanto maderables como no maderables, para satisfacer parte de sus necesidades básicas de supervivencia. Los usos más perjudiciales para los ecosistemas corresponden a la extracción de leña con fines energéticos y el aprovechamiento de especies maderables con fines artesanales, resaltando el Ébano carbonero, especie altamente codiciada por la alta calidad de su madera en la producción de objetos artesanales.

La baja densidad demográfica y esparcimiento amplio en la distribución de las viviendas en la reserva, ha sido un facto socioeconómico positivo en la disminución de los daños a los ecosistemas por parte de la población.

 

CONCLUSIONES

En la Reserva de la Biosfera Península de Guanahacabibes, la flora contiene un incalculable valor económico y social para el beneficio de la población local al existir 431 especies que tienen un determinado uso potencial, lo que representa el 64.3 % del total de la flora reportada para el territorio, donde se destacan las destinadas a: Medicina tradicional, melíferas y con vocación forestal.

La baja densidad demográfica y el uso tradicional de la flora por parte de los pobladores locales de la Reserva de la Biosfera, han sido factores socioeconómicos positivos en la conservación de la diversidad de los ecosistemas naturales existentes en ella.

 

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Recibido: 12 de febrero 2012.
Aprobado:
27 de junio 2012.

Revista Ecovida, 2012, Volumen 3, número 1

Freddy Delgado Fernández. ECOVIDA, Km. 3 ½ Carretera Luís Lazo, Pinar del Río, Cuba. Correo electrónico: freddy@ecovida.vega.inf.cu

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